Me escudo en indiferencia y desenfreno, en pereza y desidia para el amor y para repetir susurros. Como si pudiera olvidar cualquier mirada que se clava en mis hombros por las noches. Como si no fuera a recordar las copas que yo no pago y que nunca van a más.
¿Que por qué? Porque no puedo soportar la idea de convertirme en un número más para alguien o que dude de mi nombre a la mañana siguiente. Me aterra la idea de formar parte de una lista borrosa.
¿Pero a quién quiero engañar? Soy una romántica enfermiza. Que se sonroja con los detalles clásicos y sonríe cuando no sabe qué decir. Que se derrite con una caricia en la espalda y explota con un beso. Como si la hubieran rescatado del siglo pasado.